jueves, 23 de abril de 2009

Reportaje


Las brumas de la Nona

A las 9:10 de la mañana del miércoles 25 de marzo, el frio de Marsella empieza a congelar. A más de 1700 metros de altura sobre el nivel del mar, en el Parque Municipal Natural la Nona, solo con abrigos, guantes y una bebida caliente engañábamos el frío y el hambre con el que llegamos.No hay sonidos que perturben nuestros oídos, sólo se escuchan los cantos de los pájaros, el movimiento de los árboles y los habitantes que hacen parte de este sitio tranquilo e increíble.

A lo lejos una voz nos hablaba era la voz de María, una mujer de estatura media, cabello largo, piel blanca y ojos simpáticos. Mientras todos tratábamos de ubicarla con nuestra mirada puesta en el horizonte y como fruto del cansancio había sido inevitable y más aun al tener que cargas la pesadez de unas grandes, maletas, en donde reposaban todas las cosas de las que haríamos uso. Julián se apresuro a ubicar la habitación que sería testigo de las dos noches que estaríamos en aquel parque; impulsado entre otras cosas por el carma que le generaban sus botas, las cuales ya le habían ocasionado un fuerte dolor. Más cerca que la voz de María, una voz grave y pausada nos trataba de encaminar a un primer acercamiento de este lugar. Esta pese a ser un fantasma con rostro y alma desconocida, aun para nosotros, nos adentraba en lo que iba a ser nuestro camino, con el siguiente discurso:

“Este sitio tiene un total de 503 hectáreas, se ubica en el vertimiento occidental de la cordillera central, su distancia aproximada es de 30 km de Pereira a Marsella. El parque Municipal la Nona es identificado como un área importante de conservación, pues allí nace la quebrada la Nona, a una altura de 2000 msnm; la microcuenca que nace en el parque abastece los acueductos de Marsella y el alto cauca, por eso es declarada área protegida, por el honorable consejo de Marsella mediante el acuerdo 039 del 19 de agosto de 1995 y se encuentra reconocido en el esquema de ordenamiento territorial del municipio de Marsella.

Los objetivos de creación son preservar la cuenca de la Nona con miras a garantizar el suministro de agua en cantidad y calidad adecuada que demanda la población actual y la cultura, proteger la biodiversidad, los recursos paisajísticos y el patrimonio cultural del municipio”.

Ya habían pasado aproximadamente 20 minutos desde nuestra llegada y desde nuestro encuentro con aquel maravilloso lugar inundado de arboles de tonos diversos que abría paso a un gran recorrido por las brumas por la Nona.
El profesor ocultaba detrás de una sonrisa el largo trayecto que nos esperaba, y que ninguno de nosotros imaginaba, fue así entonces y bajo la invitación de María, que iniciamos la travesía. Era inesperado creer lo que mis ojos observaban y mis oídos captaban, tras una amplia gama de arboles, animales y sonidos que en ocasiones se perdían por el sonido alarmante de quienes parecían deslizarse en la tierra húmeda y pantanosa. Ese mismo día al caer la noche y después de retornas de aquel profundo encuentro con el paisaje de la Nona, alguien propuso compartir la experiencia del día con una fogata, y fue así como nos reunimos alrededor de ella a reflexionar y prepararnos para la segunda aventura del día siguiente.

A las 5:30 am del día siguiente, bajo el cielo oscuro y de la mano de densas nubes que parecían querer descargar bajo nosotros su agua, nos levantamos para enfrentar la ducha y con ella el agua que perecía congelar y que hizo que algunos decidieran ni siquiera pensar bañarse. Después, listos ya para emprender de nuevo otro camino que al parecer ara interminable, por lo que nos habían contado el día anterior. Emprendiendo el recorrido de la mano de María y demás acompañantes guías, nos adentramos en un mundo para todos
Desconocido.

Han pasado tres horas y todos ya están exhaustos con ganas de ver de nuevo la llamada civilización, empeñados en llegar hasta la meta para emprender el camino de regreso. Ya estando en la cima y aunque sin fuerzas para seguir, sabían que al regresar todo terminaría y podrían así descansar y reírse de tal experiencia. Esperanzados y con mas ánimos que nunca, emprenden el regreso.

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